lunes, 13 de abril de 2015

El viento, la brisa

La oferta del viento,
de llevarme donde quiera
siempre la he aceptado.
Susurra lugares
con encanto,
sin encanto.
Eriza nuestra piel
con sus caricias,
invernales y de verano también.
Calidez, frío intenso,
¿qué importa?
Dejarse mecer por la brisa del mar,
por el gélido viento de la montaña,
por el primaveral aroma de los valles,
por la cálida brisa del desierto más cercano.
Dejemos que el viento nos lleve.
Nadie sabe donde habita,
y quizás,
podamos perdernos entre sus manos.

*nOe