lunes, 10 de agosto de 2015

Patria

Hablando de patria,
no existe,
no hay.
Tu patria es donde tú estés,
donde tus pensamientos cabalguen,
donde te encuentres.

No es un terreno,
delimitado,
ni por delimitar.
Es tu mente, tu vida.

¿La mía?
Mi patria eres tu,
con tus besos,
tus sonrisas,
tus llantos,
tus caricias.

Mi patria, si, eres tu.

*nOe

domingo, 7 de junio de 2015

Pasión

Puede ser que las caricias
no sean tan apasionadas,
como antes.
Que los ojos no te desnuden
como lo hacían
antaño.
Que las noches no sean
hasta la madrugada
con tanta frecuencia,
incluso,
puede ser que
al dormir
os deis la espalda.

Puede que las miradas
no ardan en pasión
cada vea
que te despojas de tu ropa
al llegar a casa.

Quizás las veladas románticas
hayan terminado,
quizás solo tengas
una por año.

Pero sabes, que lo espectacular
está en esa complicidad
que día a día vas forjando,
con cada caricia,
cada mirada,
cada beso,
cada noche a su lado,
cada velada no romántica
o cada noche de pasión no tan desenfrenada.

Te quiere, le quieres.
Siempre lo haréis,
la pasión más grande
es la de la llama que nunca se apaga
aun a pesar de que,
en ocasiones,
sea un poco más tenue.

*nOe

sábado, 23 de mayo de 2015

Niñas de la guerra

Estaban aterradas,
respiraban lento
sin hacer ruido.
Cada paso que oian,
cada chocar de esas botas militares
con el suelo
hacía que su corazón
latiera tan a prisa,
que casi parecía salirse
por sus pequeñas bocas.
El miedo se hacía cada vez,
más incontrolable.
Gritaban en silencio
sabiendo que ese,
ese nefasto día,
podría ser el último.

En tan solo un segundo,
todo fue oscuridad.
No les dolió.

Les llegó el final.

*nOe

lunes, 13 de abril de 2015

El viento, la brisa

La oferta del viento,
de llevarme donde quiera
siempre la he aceptado.
Susurra lugares
con encanto,
sin encanto.
Eriza nuestra piel
con sus caricias,
invernales y de verano también.
Calidez, frío intenso,
¿qué importa?
Dejarse mecer por la brisa del mar,
por el gélido viento de la montaña,
por el primaveral aroma de los valles,
por la cálida brisa del desierto más cercano.
Dejemos que el viento nos lleve.
Nadie sabe donde habita,
y quizás,
podamos perdernos entre sus manos.

*nOe

martes, 20 de enero de 2015

Sin ropajes

Abstraernos del pasado,
con tan solo los susurros del agua
cuando chocan contra nuestras mejillas.
Pisando charcos
recién formados
por las gotas de lluvia,
vertiginosos que parecen
precipitarnos al vacío.
Extender la mano
y sentir la sinuosidad
de las gélidas mareas húmedas
de las tardes de invierno.
Acurrucarnos al calor
de nuestros más felices recuerdos,
sin ropajes que impidan disfrutar
de un día lluvioso.
Eso,
todo aquello,
es la infancia.

*nOe