entre la muchedumbre hipnotizada
por el compás de los pasos
al unísono
de los golpes de lluvia
en los charcos ya creados
en la noche anterior.
Ese placer de sentir,
que tu hipnotismo
está causado por los latidos
de tu corazón,
arremetiendo contra tu pecho
distribuyendo chorros de sangre
por todos los extremos de tu cuerpo.
*nOe
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