El otoño,
poco a poco va acariciando
las calles de nuestra ciudad.
La majestuosidad de los monumentos
ingentes,
de la plaza Mayor,
de las calles medievales,
quedan a merced de la caída paulatina,
de las hojas de los árboles.
El frió,
aparca poco a poco
en los rincones para hacernos temblar
al amanecer,
y en el ocaso de los días.
*nOe
No hay comentarios:
Publicar un comentario